martes, 6 de marzo de 2012

A orillas del mar.

He vuelto al lugar donde crecí; entre cuadros, copas, vasijas viejas y moldes rotos de cerámica. Finalmente me siento protegida después de tanto tiempo viviendo sola, y sin necesidad de un pupilo.

A orillas del mar, amando lo que solía ser y ahora vuelvo a ser más completa, como nueva. Pero no será lo mismo ya que al salir de aquí volveré a vivir lo que he venido viviendo hasta mi actual edad, pero mi refugio se queda acá, en este camino de concreto que antes me llevaba a un paraíso salado, que ahora lo bloquea un árbol y muchas espinas, aquí sigo, en libertad, con una paz infinita, con una luna madrugadora, y con una brisa que me desarregla algo más que el vestido y mi cabello; parada entre recuerdos, estando cada vez más segura que lo que dejé en la niñez ni el alzheimer más fuerte borraría. Y creo que escribir lo que percibo no es suficiente ya que me tiemblan los dedos si tan solo lo intento, es más fuerte de lo que pude imaginar.

Es simplemente un torbellino de emociones. Es renovarme en una máquina del tiempo y lo logro acercándome hasta este preciso punto de todo el inmenso mundo. Y es que nada se compara al acogedor amor que te da el calor de familia, el sabor único de la comida de tu abuela, los postres, los abrazos, las historias, la música que escuchaban. Hoy, seguiré mi camino dándole la espalda a este de concreto, alejándome, más no espiritualmente, andando lejos y consciente de esto que tanto amo, creciendo...pero aunque lo haga, aunque sé que lo haré, siempre seré la misma niña que corría entre risas y travesuras con la curiosidad a flor de piel. Siempre seré la misma, siempre...mientras siga aquí, en mi hogar.






Bisabuelos.
 
Casa de mis Bisabuelos.




27/02/12.

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